Un Diario Prohibido
La brisa de otoño soplaba suavemente, haciendo que las hojas marrones cayeran como un susurro. El pequeño pueblo de Arcos estaba sumido en un ambiente de tranquilidad engañosa, pero dentro de la biblioteca local, un grupo de amigos se preparaba para una aventura que cambiaría sus vidas para siempre. Anna, Leo, Mia, Julio, Sara y Tomás eran inseparables, y ese día decidieron explorar los rincones más oscuros de la biblioteca en busca de un libro prohibido que, según las leyendas locales, contenía antiguos secretos de magia.
Mientras pasaban entre estanterías polvorientas, sus risas y murmullos resonaban, pero un aire de inquietud comenzaba a infiltrarse en el ambiente. De repente, Tomás se detuvo frente a un libro de aspecto desgastado y atrajo la atención del grupo.
- ¡Chicos, mirad esto!,
Exclamó, sosteniendo un diario con un candado de metal que parecía estar desgastado por el tiempo.
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- ¿Qué tiene de especial?
preguntó Mia, escéptica. Pero Tomás, con un brillo de curiosidad en los ojos, enseguida comenzó a forzar el candado. Con un chasquido, el diario se abrió, revelando páginas amarillentas repletas de letras desordenadas y dibujos extraños. Mientras el grupo se acercaba para leer, un escalofrío recorrió la sala.
- Dice que contiene hechizos ancestrales, murmuró Leo, su voz temblando ligeramente. Hechizos que pueden abrir portales entre mundos… ¿Creéis que sea cierto?.
- Suena a una locura, dijo Sara, aunque un atisbo de emoción brillaba en sus ojos. Fue Anna quien, con una determinación inusual, se inclinó sobre la página más desgastada.
- No vamos a saberlo hasta que lo intentemos, desafió.
Después de semanas de aventuras banales en el pueblo, el grupo ya no podía resistirse a la tentación de lo desconocido. En medio de un remolino de emociones, decidieron recitar uno de los hechizos en voz alta, sin considerar las posibles consecuencias.
- Por los elementos, por la noche oscura, invocamos fuerzas que no son de esta tierra…” complejizaron sus voces, y a medida que hablaban, las palabras cobraban vida en el aire. Leves temblores comenzaron a sacudir la biblioteca mientras sombras se alzaban desde las páginas del diario.
De repente, la atmósfera cambió. Una luz brillante envolvió al grupo y el sonido de cristales rompiéndose resonó. Un torbellino de energía pareció establecerse entre ellos, y en un abrir y cerrar de ojos, la biblioteca desapareció.
Se encontraron en un mundo completamente diferente. Al mirar a su alrededor, se dieron cuenta de que estaban en un bosque iluminado por una luna llena, donde los árboles se elevaban hacia el cielo como gigantes y una niebla espesa cubría el suelo. Sus corazones latían con fuerza.
- ¿Qué... qué pasó?, balbuceó Julio, mirando a su alrededor.
- ¿Dónde estamos?, añadió Mia, sintiendo la inquietud que comenzaba a apoderarse de ella.
Pero antes de que pudieran reaccionar, un aullido resonó en la distancia. En un instante, una sombra se abalanzó sobre ellos, proyectándose como una figura humana con alas negras y ojos resplandecientes de un rojo ardiente. La criatura era imponente y aterradora, envuelta en un aura de oscuridad.
- Bienvenidos al reino de Eldoria,
dijo la sombra con una voz profunda y resonante, mientras el grupo se preparaba para atacar.
- Los he estado esperando.
- ¿Quién eres?
preguntó Anna, intentando mantener la calma mientras sus amigos formaban una línea protectora detrás de ella.
- Soy Corvus, el guardián de este bosque. He visto el triste futuro que visitaréis si no regresáis. Pero, antes de eso, deben demostrarme su poder para permanecer aquí.
Sin tiempo para prepararse, Corvus levantó su mano, y una explosión de energía oscura surgió de ella, lanzando a Tomás hacia un árbol. Con una furia renovada, los jóvenes comenzaron a liberar sus poderes. Anna levantó sus manos y, con un grito de guerra, invocó agua que surgía del suelo, formando un muro protector.
- ¡Leo, ve por él!
Ordenó Julio, mientras se preparaba para lanzar una bola de fuego. Las sombras empezaron a intensificarse, y una sombra más del bosque se unió al ataque, atacando a Mia, que rápidamente conjuró un escudo de energía, reflejando el ataque.
La batalla se desató de forma caótica. Corvus, alimentado por la oscuridad, lanzó ráfagas de energía mientras los amigos intentaban coordinar sus movimientos en un combate frenético. Julio, alimentado por la adrenalina, se lanzó al ataque, lanzando llamas que impactaron contra la sombra, pero apenas la dañaron.
- ¡Debemos unir nuestras fuerzas!,
gritó Sara, mientras comenzaba a invocar ilusiones que desorientaban a sus enemigos. Con el apoyo de sus poderes, lograron crear un movimiento en conjunto. Con un grito unificado, cada uno concentró su energía.
- ¡A la cuenta de tres!, dijo Anna. 1, 2, 3...
Juntos, el agua de Anna, el fuego de Julio, el aire de Leo, la tierra de Mia, las ilusiones de Sara y la levitación de Tomás se combinaron en una explosión de luz brillante que acribilló la oscuridad y logró empujar a Corvus hacia atrás.
En una fracción de segundo, la fuerza de la magia desdibujó los límites de la realidad, y Corvus, sorprendido y aturdido, se desvaneció en las sombras.
- He tenido mi respuesta”, murmuró, su voz resonando en el aire a medida que su figura se desvanecía.
- Pero este solo es el principio…
La batalla había terminado. El grupo, aún temblando de adrenalina, miró a su alrededor, con la oscura realidad de Eldoria comenzando a cobrar vida en sus mentes. Sabían que el desafío apenas comenzaba, y que el destino de sus mundos estaba entrelazado con la magia que había despertado en ellos.
- ¿Qué vamos a hacer ahora?, preguntó Mia, sintiendo el peso de la incertidumbre.
- Debemos descubrir quiénes somos aquí,
respondió Anna, poniendo su mirada en las estrellas.
- Y proteger lo que hemos despertado.
Sabiendo que habían cruzado un umbral que los llevaría a una aventura más allá de lo que jamás habían imaginado, se adentraron aún más en Eldoria, listos para enfrentar lo que les esperaba, aun sintiendo el eco de la batalla en sus corazones.
La oscuridad acechaba, pero una chispa de magia había brotado en ellos, y estaba a punto de encender un fuego que cambiaría el destino de ambos mundos.
Guardianes de Eldoria
El aire en Eldoria era denso y eléctrico después de la derrota de Corvus. El grupo de amigos estaba aturdido por la violencia del enfrentamiento y las emociones que había evocado. Las sombras del bosque parecían moverse de manera independiente, mientras la luna llena iluminaba el camino que tenían ante sí. Pese al terror que acababan de experimentar, una chispa de entusiasmo había florecido en sus corazones.
- ¿Y ahora qué?
preguntó Julio, respirando con pesadez.
- No podemos quedarnos aquí para siempre.
- Hay que encontrar respuestas. No podemos ignorar lo que acaba de suceder,
dijo Anna, decidida.
- Hemos despertado algo, y ahora debemos entender qué significa.
Mientras el grupo comenzaba a explorar el bosque, la niebla se espesaba a su alrededor, y cada paso resonaba como un eco. La ansiedad crecía en el aire, y los sonidos de la naturaleza adquirían una tonalidad extraña y ominosa. Fue entonces cuando una figura apareció entre los árboles; un anciano de barba larga, vestiduras oscuras y ojos profundos que emitían un brillo sobrenatural.
- ¡Guardians de Eldoria!,
exclamó, alzando una mano en señal de paz.
- No temáis, vengo en son de paz.
- ¿Quién eres tú?,
preguntó Mia, con precaución. Su voz temblaba, pero la curiosidad se asomaba entre sus palabras.
- Soy Allarion, el sabio del bosque,
respondió el anciano.
- He venido a guiaros. Con los poderes que han despertado, se han convertido en los Guardianes de este lugar, los únicos capaces de detener la oscuridad que amenaza con devorar Eldoria.
- ¿Guardianes?”, repitió Tomás, inexpresivo. Nunca hemos sido nada como eso.
- ¡Pero siempre lo han sido!
, insistió Allarion, dejando caer una bolsa de cuero desgastada a sus pies.
- Este diario que encontraron no solo abre portales; también alberga el conocimiento antiguo que les será vital en su búsqueda. En sus páginas, hay hechizos olvidados y secretos que les ayudarán a comprender sus poderes. Pero primero, debéis entrenar.
La presión de lo que le decían los envolvía con un deseo de conocimiento, pero también con un miedo palpable. ¿Estaban preparados para lo que eso significaba?
Allarion llevó al grupo a un claro en el bosque, donde un círculo de piedras antiguas se alzaba como un símbolo de poder ancestral.
- Aquí es donde aprenderán a domar sus habilidades
, explicó.
- Cada uno de ustedes tiene un vínculo especial con un elemento que necesita ser profundizado y fortalecido. Pero tendrán que enfrentarse a pruebas que pondrán a prueba su determinación y fuerza.
- ¿Qué tipo de pruebas?,
inquirió Leo, el miedo contrarrestado por la emoción.
- Desafíos en los que deberán enfrentarse a sus miedos, a sus propias sombras, contestó Allarion. Prepárense, porque cada uno de ustedes deberá invocar sus poderes y enfrentarse al espíritu de su elemento.
En ese momento, un viento fuerte se levantó, invadiendo el claro, y las piedras comenzaron a vibrar. Allarion levantó su vara y murmullo un hechizo antiguo en un lenguaje arcano. Los amigos sintieron un escalofrío recorrer la piel; un susurro oscuro resonaba en sus mentes.
- ¡Cierra tus ojos!,
gritó Allarion, mientras el entorno comenzaba a distorsionarse y tomar forma.
De pronto, la escena cambió. Cada amigo se encontró en un laberinto de sombras y ecos, enfrentándose a manifestaciones de sus peores temores. Anna se halló rodeada de aguas negras que amenazaban con ahogarla, una representación de su miedo a la falta de control. En cambio, Julio se vio frente a un dragón de fuego, una criatura furiosa que encarnaba su propia ira reprimida.
- ¡No puedo!,
exclamó Anna, luchando por mantenerse a flote mientras las sombras la atraían hacia el abismo. Fue entonces cuando recordó el agua que había invocado en el bosque. Al cerrar los ojos, concentró su energía e hizo emergir una ola de agua que la liberó.
- ¡Esto no me controla!
, gritó, y la oscuridad se disipó, dejándola en el claro de nuevo.
Julio, debilitado pero decidido, enfrentó al dragón, que escupió fuego mientras lo atacaba. El fuego lo envolvía, un reflejo de sus luchas internas, y el calor casi se volvía insoportable. Sin embargo, recordó sus habilidades mágicas.
- ¡Soy más que miedo!
, rugió, lanzando una bola de fuego que chocó contra el dragón, controlando el fuego a su favor. La criatura se desvaneció, dejando atrás solo cenizas.
Entonces fue el turno de Leo, quien se encontró con un camino lleno de sombras que se alargaban, reflejando su inseguridad sobre su propio valor.
- No tengo miedo,
dijo en voz alta. Con cada paso que daba, su velocidad aumentaba, y una ráfaga de viento lo elevó, convirtiéndose en un torbellino que disipó las sombras a su alrededor.
Sara, sintiendo la presión de la soledad, se encontró rodeada de espejos que reflejaban una versión de sí misma, una que no quería enfrentar.
- Eres débil. No tienes poder
, susurró una de las imágenes. Pero olvidó esos ecos, y con una voz firme, gritó:
- ¡Mis ilusiones son mi fortaleza!
, conjurando un halo brillante que desdibujó las figuras aterradoras.
Mientras tanto, Tomás se enfrentaba a un monstruo que podía levitar sobre él, haciéndolo sentir como si no tuviera control. Sin embargo, al cerrar los ojos y concentrarse, hizo que las sombras se elevaran también, empoderándose de su entorno.
Y así, con cada prueba, los amigos se enfrentaron a sus miedos y aprendieron a usar sus poderes, cada uno atravesando sus sombras hasta que, finalmente, todos se reunieron en el claro, exhaustos pero triunfantes. La certeza de que habían superado sus primeros obstáculos resonaba en el aire.
Allarion observó caídos, pero iluminados por el poder que emanaba de ellos.
- Están un paso más cerca de convertirse en los verdaderos Guardianes de Eldoria. Pero la noche es joven, y aún hay peligros acechando en este mundo. Hay seres oscuros que sienten que su poder ha regresado... y no se detendrán hasta arrebatarlo de ustedes.
Un estremecimiento recorrió a los amigos. La inquietud por lo que estaba por venir se hizo palpable.
- Recuerden, están unidos por un vínculo que puede ser su mayor fortaleza. Pero si se separan, se convertirán en presa facíldel enemigo, advirtió Allarion.
La noche continuó su avance, y un profundo silencio envuelto en misterio sobrevino a Eldoria. Desesperanza y determinación coexistieron en los corazones de los amigos. Habían despertado sus poderes, pero el precio a pagar por el conocimiento podría ser mucho más alto de lo que imaginaban.
- Deberemos mantenernos juntos sin importar lo que venga, dijo Anna, mirando a sus amigos a los ojos, asegurándose de que entendieran la gravedad del momento.
Y en ese punto, algo comenzó a agitarse en las sombras del bosque, un eco de risas malignas que prometían que la verdadera batalla apenas estaba por comenzar. La luna brillaba intensamente, como un faro en la oscuridad, mientras los amigos se preparaban para los desafíos que Eldoria les deparaba.
La Alianza Oscura
El aire en Eldoria se tornó pesado, como si el propio bosque estuviera conteniendo el aliento ante lo que estaba por llegar. Después de enfrentarse a sus miedos, el grupo de amigos se sentía más fuerte, pero también más consciente de la oscuridad que acechaba en cada rincón del reino. Allarion los había advertido sobre los peligros, y sus palabras reverberaban en sus mentes mientras se adentraban en la noche.
- ¿Qué hacemos ahora?
, preguntó Tomás, aún exhausto por las pruebas recientes. Su voz parecía perderse entre los sonidos del bosque, que de alguna manera se sentían cada vez más amenazadores.
- Debemos encontrar un lugar donde refugiarse y planear nuestro próximo movimiento, sugirió Leo, observando el entorno con recelo.
- Tal vez haya otros como nosotros que puedan ayudar.
Mientras caminaban por un camino iluminado por una luna brillante, un susurro inquietante flotó entre los árboles. Al girar en la dirección del sonido, se encontraron frente a un claro donde un grupo de figuras encapuchadas se reunía alrededor de un fuego crepitante. Las llamas danzaban, proyectando sombras que retorcían su forma en las sombras de la noche.
- ¡Alto!
, gritó Anna, levantando la mano antes de que alguno de ellos se acercara demasiado.
- ¿Son este el grupo de intrusos que se atrevieron a desafiar a Corvus?
dijo una de las figuras, su voz profunda y resonante. La figura se quitó la capucha, revelando un rostro distintivo; era una mujer con ojos de un negro intenso y cabello azulado, cuyas facciones marcadas hablaban de poder y sabiduría.
- Soy Lyra, guardiana de las criaturas osadas. He estado observando desde las sombras.
- ¿Por qué habéis despertado a la oscuridad?
La pregunta no era una acusación, sino un desafío.
- Vine a buscar respuestas, pero también a proteger Eldoria,
respondió Anna, sintiendo la curiosidad transformarse en desconfianza.
- ¿Y qué sabes de la oscuridad que acecha? Hay seres que ansían el poder por sí mismos, que no dudarán en eliminar a cualquier competencia,
dijo Lyra, mientras volvía a girar hacia el fuego.
- Lo sabemos de primera mano. Nos hemos enfrentado a una sombra que nos atacó. Corvus,
agregó Julio, recordando la enérgica batalla que habían librado y el miedo que había sentido mientras luchaba.
Lyra se quedó en silencio unos instantes, considerando sus palabras. El grupo de figuras a su alrededor intercambió miradas de inquietud.
- Si habéis sobrevivido, debemos unirnos; no hay tiempo para el egoísmo. La oscuridad no solo ha despertado en Eldoria, sino que crece en su fuerza. Los seguidores de la Noche Eterna se acercan,
advirtió, observando su reacción.
- ¿Qué es la Noche Eterna?
, preguntó Mia, inquieta.
- Una alianza de magos oscuros y criaturas de las sombras que buscan apoderarse de este reino. Se alimentan del miedo y la desesperación, y están liderados por un ser antiguo —el Hechicero de la Obsidiana. Sabemos que están en camino hacia aquí y llegarán pronto para reclamar lo que les pertenece, explicó Lyra.
La ansiedad se renovó en los corazones de los amigos, pero también un fuego para luchar.
- ¡Debemos prepararnos!”, dijo Leo, viendo la determinación en los ojos de sus amigos.
Con un asentimiento decidido, Lyra condujo al grupo hacia un antiguo santuario en medio del bosque. Era un templo en ruinas, donde la energía mágica aún pulsaba en el aire, como si el propio suelo estuviera cargado de un poder olvidado. En el centro del santuario, una piedra brillante emanaba un resplandor azul que iluminaba el lugar.
- Este es el Santuario de los Elementos, un lugar donde las energías mágicas convergen,
explicó Lyra mientras el grupo se adentraba en la cavidad oscura del templo.
- Aquí encontrarán la fuerza que necesitan para enfrentar los próximos desafíos.
Mientras se preparaban, el aire comenzó a girar, y una corriente oscura emergía del templo, arrastrándose hacia ellos con una fuerza palpable. Todos sintieron el peligro inminente.
- Están en nuestra tierra,
resonó una voz profunda, haciendo eco a través de las paredes del templo. Las figuras encapuchadas del grupo de Lyra se movilizaron, formando un círculo defensivo alrededor de los amigos, pero la sombra oscura comenzó a tomar forma, revelando un espectro que se elevaba desde el interior de la oscuridad.
- Soy Tenebris, el servidor del Hechicero de la Obsidiana. He venido a recolectar lo que me pertenece,
dijo la entidad con un tono resonante, llena de desdén.
- ¡No dejaré que lo hagas!, gritó Anna, mientras la energía comenzaba a vibrar a su alrededor. Ella levantó una mano, llamando con fuerza a las aguas del santuario, que comenzaron a danzar a su alrededor. Mientras lo hacía, sintió el poder de la piedra radiante potenciar su magia.
- ¡Uníos todos!, ordenó Lyra.
- Debemos formar un enlace.
El grupo se posicionó, cada uno conectando su elemento con el de su compañero. El fuego de Julio ardía a su lado, mientras el aire lo rodeaba, con Leo levantando un torbellino en respuesta. Tomás, consciente de su entorno, comenzó a hacer brotar raíces del suelo que emergían como lanzas para atrapar a Tenebris.
- Estoy aquí,
dijo Sara, su magia de ilusión tomando forma como espejos que reflejaban múltiples versiones de ella misma para confundir a su enemigo.
Con un grito unificado, el grupo lanzó su ataque. Anna, junto a Julio, liberó agua y fuego en un torrente voraz, que se entrelazaron en un camino incandescente y ferviente. La conjunción de sus poderes hizo que la energía del templo respondiera, creando un brillante resplandor a su alrededor.
Tenebris se retorció bajo el peso de su poder, pero se rehusaba a ceder. Una oscuridad tangible salió de su núcleo mientras lanzaba un hechizo que invocaba seres de obscuridad.
Una horda de sombras se envió hacia el grupo, dispuestas a devorarlos. Los amigos se prepararon, llamando sus energías. Los escudos de viento de Leo y la tierra emergente bajo los pies de Tomás comenzaron a formar barreras, pero parecían desmoronarse ante la fuerza del enemigo.
- ¡Resistid!, gritó Lyra, levantando su vara mientras invocaba la oscuridad en su favor y conjuraba un portal, llamando a los espíritus del bosque que podrían ayudarles. Con los ecos de la naturaleza que resonaban en su voz, las criaturas del bosque se manifestaron, apareciendo como una manada de sombras luminosas que se lanzaron hacia la horda oscura.
La batalla estalló en un montón de magia desatada: un baile frenético de luces brillantes y sombras feroces. Los hechizos chocaban como relámpagos en la tormenta mientras las sombras perdían terreno, y el grupo sintió el ardor del poder colectivo de la naturaleza que fluía a su alrededor.
- ¡Ahora!, gritó Anna, y concentrando todas sus energías, levantó la mano hacia Tenebris. Los poderes de agua y luz comenzaron a converger en una esfera luminosa, reflejando la fuerza combinada de sus amigos.
En un estallido de luz, la esfera se lanzó hacia Tenebris, quien sintió el impacto como un trueno, haciendo que su figura se desgastara. Un grito de rabia emergió de su ser, resonando con la voz oscura del Hechicero de la Obsidiana que estaba muy lejos, en alguna parte del reino.
Con un golpe final, la esfera se hizo añicos al impactar, y la luz se descompuso en un torrente brillante que enroló a las sombras. Con la última risa aterradora, Tenebris se desvaneció, llevándose consigo las sombras que aún quedaban.
El grupo, agotado, se quedó en un silencio genuflexo en el Santuario de los Elementos. La luz de la piedra brillante se atenuó, pero la victoria dejaba un resplandor glorioso.
- He vencido a Tenebris, pero eso solo fue un primer paso. El Hechicero de la Obsidiana sabe que han despertado,
dijo Lyra, su voz grave llena de gravedad.
- Deben prepararse. La batalla por Eldoria recién comienza.
La oscuridad aún rodeaba el mundo que conocían, pero ahora estaban unidos por una fuerza mayor. Cada uno de ellos sentía que no solo se habían convertido en Guardianes de Eldoria; también habían comenzado a comprender el verdadero potencial de su magia. Sin embargo, el eco de la amenaza inminente resonaba, dejándolos a todos en la incertidumbre de lo que estaba por venir.
La noche estaba lejos de haber terminado, pero sabían que juntos podían enfrentarse a la oscuridad, sin importar cuán profunda fuera. Y así, con el templo todavía vibrando con las ondas de su victoria, se prepararon para los desafíos que se avecinaban, con la determinación de luchar por Eldoria y por sí mismos.
Continuará......
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