Steel Knight La Forja del Honor

 La Escuela Oculta


El sol apenas asomaba por el horizonte cuando Aric despertó, aún con el eco de la batalla resonando en su mente. La imagen de su madre asustada y la figura imponente de Kael se repetían en su interior, como un recordatorio constante de que su vida había cambiado para siempre. Se levantó de la cama, sintiendo la espada a su lado, como un símbolo de su nueva realidad. Con determinación, se preparó para lo que sería su primer día en la Casa de los Steel Knight.


Al salir de su casa, su madre lo miró con una mezcla de orgullo y preocupación. “Recuerda, Aric, este es un camino peligroso. Pero tienes un don. Debes aprender a controlarlo”, le dijo, sus ojos brillando con lágrimas contenidas. Aric asintió, sintiendo el peso de su legado, y se despidió, prometiendo que haría todo lo posible para protegerla.


El viaje hacia la Casa de los Steel Knight fue un contraste abrumador con su vida anterior. El rascacielos se alzaba frente a él, imponente y majestuoso, como un guardián de la ciudad. Su fachada de acero y cristal reflejaba el cielo azul, pero Aric podía sentir una energía palpable emanando de su interior. Mientras cruzaba el umbral, una mezcla de ansiedad y emoción lo invadió. 


El vestíbulo era amplio y estaba decorado con insignias de las diferentes casas, cada una representando un tipo de poder y habilidad. Aric se sintió pequeño en comparación con la grandeza del lugar, pero pronto fue recibido por Kael, quien lo guiaba por los pasillos. “Bienvenido, Aric. Aquí es donde comenzarás tu verdadero entrenamiento”, dijo el maestro, su voz resonando con autoridad.


A medida que avanzaban, Aric escuchaba murmullos de otros estudiantes. Algunos lo miraban con curiosidad, mientras que otros lo observaban con desdén. La sensación de ser un extraño en un mundo desconocido se intensificó. Kael notó su incomodidad y le dijo: “No te preocupes, todos hemos pasado por esto. Cada uno de nosotros tiene un pasado, y aquí aprenderás a convertirlo en tu fortaleza”.


Finalmente, llegaron a un gran salón donde los estudiantes se reunían. Kael se dirigió a ellos, y el murmullo se apagó. “Hoy, damos la bienvenida a un nuevo miembro de nuestra familia. Este es Aric, quien ha demostrado un gran potencial. A partir de ahora, él será uno de nosotros”, anunció, y aunque algunos estudiantes aplaudieron, otros intercambiaron miradas de desaprobación.


“Ahora, escuchen con atención”, continuó Kael. “Cada casa dentro de los Steel Knight tiene habilidades únicas. Algunos son Guerreros del Fuego, otros Guardianes del Viento, y algunos pertenecen a las Sombras del Silencio. Cada uno de ustedes debe aprender a dominar su ki, una energía interna que les permitirá desbloquear su verdadero potencial. Solo así podrán avanzar de rango y convertirse en verdaderos guerreros”.


Aric escuchaba atentamente, absorbiendo cada palabra. La idea de controlar su ki le parecía fascinante y aterradora al mismo tiempo. “¿Y cómo se hace eso?” preguntó, su voz resonando en el silencio del salón. 


“Con práctica y dedicación”, respondió Kael, sonriendo con confianza. “Hoy comenzaremos con la meditación. Es fundamental para conectar con tu ki y entender tus habilidades. Después, pasaremos a las lecciones de combate”.


Los estudiantes se dispersaron, formando grupos para comenzar su entrenamiento. Aric se unió a un grupo de novatos, donde conoció a Dorian y Lyra, quienes rápidamente se convirtieron en sus aliados. Dorian era un Guerrero del Fuego, su cabello rojo como las llamas, y Lyra era una Guardiana del Viento, ágil y rápida. Ambos lo animaron, compartiendo sus propias experiencias y ansias por mejorar.


“Es difícil al principio, pero una vez que sientas tu ki, todo cambiará”, le dijo Dorian, mientras se sentaban en círculo para meditar. Aric cerró los ojos, siguiendo las instrucciones de Kael sobre cómo respirar y concentrarse. La calma lo envolvió, y por un momento, pudo sentir una energía cálida fluyendo a través de él.


Sin embargo, no todo era paz en la escuela. A medida que avanzaba el día, Aric se dio cuenta de que había estudiantes que lo veían con desprecio. Un grupo de élite, conocido como los “Elegidos”, se burlaba de él, cuestionando su valía. Kael, al notar la tensión, se acercó y les recordó que el verdadero valor no se mide por el linaje, sino por la dedicación y el esfuerzo.


La jornada continuó con sesiones de combate, donde los estudiantes practicaban técnicas de ataque y defensa. Aric se sintió abrumado al principio, pero con el apoyo de Dorian y Lyra, comenzó a encontrar su ritmo. Cada golpe que daba con su espada resonaba con una conexión más profunda con su ki, y aunque aún le faltaba mucho por aprender, sentía que estaba en el camino correcto.


Al final del día, Kael reunió a todos los estudiantes para una charla sobre la importancia de la unidad y la lucha contra la oscuridad que acechaba la ciudad. “Recuerden, cada uno de ustedes tiene un papel que desempeñar. Juntos, somos más fuertes. La ciudad necesita nuestros protectores, y ustedes son los elegidos para serlo”, dijo, con una mirada intensa que inspiraba confianza.


Mientras Aric regresaba a casa esa noche, sintió que había dado un paso importante hacia su destino. Aunque la lucha por su lugar en la escuela apenas comenzaba, estaba decidido a demostrar que su legado era digno de ser reconocido. La oscuridad podía acechar, pero él estaba listo para enfrentarla, armado con la espada y el poder que había despertado dentro de él. Su viaje como Steel Knight apenas comenzaba, y estaba decidido a no defraudar a su madre ni a sí mismo.





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